viernes, 30 de diciembre de 2011

El primer regalo

En la base del árbol las cajas llenas de obsequies se superponían una a la otra, de tamaños variados y colores brillantes llamaban a la curiosidad de los niños que por allí pasaban. La consigna había sido dada “ningún regalo puede ser abierto hasta la mañana misma de navidad”. Era casi un reto a llevar a cabo pero nadie renunciaría a él.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Espiritu navideño



El amor es la fuerza más poderosa del universo y al intentar eludirlo nos sumerge en el odio profundo y doloroso. Convirtiéndonos en su peor enemigo de aquel a quien amamos. Podrá el espíritu navideño destruir las barreras creadas por el rencor y hacer refulgir los corazones de estos enamorados.


Milagro de navidad

Desde los cinco años Tamara y Elián son vecinos. Sus casas están enfrentadas una a la otra. Comparten en mismo colegio y la misma aula. Asisten al mismo club y sus padres son los mejores amigos. Comparten absolutamente todo. Hasta el infinito rechazo que siente el uno por el otro. No pueden permanecer en una habitación los dos juntos sin que una tormenta de agravios caiga en una u otra dirección. Jamás han podido congeniar, ser amigos no era una opción.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Último momento!!!!

El relato que cobro vida
 
Esta historia es de esas que nacen con vida propia. El guardián  fue creado como un relato corto, como un cuento (el guardian de su paz), pero Luciano de León tomo las riendas de su existencia y salto de un relato a otro creando una idea con futuro.

Esta es la propuesta que nos presenta, contar su vida en una serie de relatos cortos a modo de capítulos sencillos de una novela. Cada relato llegara a mis manos según este increíble personaje quiera presentarse, que es muy seguido.

Los espero para seguir cada una de las publicaciones para que juntos descubramos las andanzas de este peculiar personaje que reúsa a finalizar su existencia en el punto final de su primer relato.



El guardian

Informe 1:

Primeros pasos

Busque por mucho tiempo el momento para contar lo que la vida me deparo desde el nacimiento de Luz María, sin embargo, mi afán de proveerla de paz y seguridad y el eterno cumplimiento de mis diversas responsabilidades, me ha alejado de mi deber de informar. En fin para poner al día mis vivencias solo puedo sentarme en la caída del día y relatar lo acontecido hasta ahora. Mi severo presente.


domingo, 11 de diciembre de 2011

El recuerdo no solo vive el 24 de marzo

Activemos la memoria.



Entre los años 1976 y 1983 en la republica Argentina se vivió la etapa más negra de nuestra historia en mi opinión. El gobierno electo fue derrocado y sustituido por una junta militar dando comienzo a una época de miedos e incertidumbre que enterró en el corazón de los argentinos una cantidad incuantificable de dolor y sufrimiento.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Deja de leer por favor

Este es mi descargo


No les ha pasado escuchar los reclamos del entorno, por ocupar tanto tiempo en los libros.  A mi si me ha pasado y créanme que entiendo lo que esas personas sienten pero me es casi imposible cambiar esa parte de mí. Soy adicta declarada a la lectura y no seré una experta escritora pero es mi manera de expresarme. Este en mi único vicio, así que compréndanme por esta vez. YO SOY ASÍ.

En compensación solo puedo ofrecerles la mitad de mí. Aquella que no está entre la tinta y el papel. Pero eso no signifique que no los ame o los tenga siempre presente. Cada persona de mi vida es importante, tanto las he compartido el tiempo como aquellas que han hecho contacto a través de este espacio.

Si no me ven o escuchan no se preocupen por mi. Estaré viviendo momentáneamente otra vida en las líneas de otro autor o en las propias.  No desesperen por la ausencia de mi voz, ya que mis letras poseen la misma fuerza.
 
            Para que vean que yo sé, que es tan lindo vivir la vida como lo es leer la fantasía, les traigo algo que escribí pensando en ustedes.

           Sepan que los entiendo. Sepan comprenderme.


           En este escrito hay hay dos personajes Él, el eterno compañero, que es quien habla y Ella, la adicta lectora que es quien escucha. 

Deja de leer

Suelta esos libros por una vez.
Desde que te conozco te veo enterrada en las páginas de alguna novela romántica, sumergida en historias ficticias de tiempos pasados o mundos inventados. Lloras por la sangre derramada en sus páginas, sufres por el desencuentro del amor, sonríes por el final feliz, sueñas en ser la protagonista.
Novela tras novela. Libro tras libro. Te sumerges en una dimensión paralela donde el amor es rey, la pasión su fiel aliada y la absoluta realidad su insalvable víctima.

Hoy eres la mejor amiga de un lobo, ayer fuiste la fogosa amante del vampiro. En cada relato tomas forma de doncella rescatada o implacable heroína. No importa ser humana o inmortal si en conclusión encontraras al amor de tu vida.   
Contigo he conocido a los elfos y las hadas. Sé cómo reconocer a un mago, un súcubo o ángel encarnado. Supe que los piratas, ladrones, sultanes,  príncipes o mendigos también pueden ser héroes y  que los demonios logran ser rehabilitados. Puedo jurar  que seguramente en la vida, tarde o temprano,  encontraré  a esa persona que esta echa únicamente para mí. Aunque quizás no pertenezca a la misma raza o a la misma especie. Sé que al morir inevitablemente seguiré amando. Por tu culpa soy un romántico incurable.
Ahora, en la muerte de la tarde,  te pido por favor, deja ese libro por un momento  y me escuches.
Lo que buscas en sus páginas lo tienes justo a tu lado. Solo tienes que mirar en mis ojos y reconocerás lo que tanto está deseando y que por perderte constantemente de la realidad nos estas alejando. Soy el que te ama con locura, aquel que fue echo solo para ti.
Por un poco de tú tiempo me convertiré en el vampiro y el lobo, en el más poderoso de los inmortales. Seré pirata y rey. El príncipe de tu cuento de hadas.  Convertiré esos sueños en realidad haciéndote vivir cada una de esas historias.
Te doy la luna y las estrellas pero a cambio te pido todo. Tus  miradas apasionadas, el dormir abrazados hasta llegar el día. Cada tierno beso en la mejilla y la lujuria incontrolable de tus labios.
Estoy rogando por tu atención ya no soporto estar aquí solo. Comparte conmigo algo de tu vida, aunque la otra parte se te valla en tinta. 
Tonta la que crea que hombre perfecto existe. Suertuda la que posea a aquel que, a pesar de saber que la perfección no existe, lucha cada dia convertirse en ese.
Escrito por  Angeles



viernes, 9 de diciembre de 2011

Vine porque escuche que me llamabas

A ver que les parese este.


Vine porque escuche que me llamabas


Aneta cruza la calle admirando la belleza de las flores en los árboles. Es noviembre los jacarandas rebosan de vida bajo el sol del mediodía. En el banco más alejado de la plaza una joven mujer, se encuentra aislada de su entorno. Aneta no duda en acercársele.  

-Hola escuche porque que me llamabas y vine, no intentes negarlo, es cierto. No necesitas pronunciar palabra para que yo te oiga, tus ojos me hablan, tu cuerpo me grita. Estás pidiendo ayuda. Sé que no quieres estar sola por eso me acerque.-

-¿Cómo sebe esas cosas?- pregunto la joven sorprendida al ver como aquella mujer pudo acertar con sus palabras.

-Estaba observándote, estas aquí sentada con el cuerpo encorvado sobre un libro que no lees, tus manos se retuercen sobre el regazo, buscan el consuelo que no quieres darle. Tu cabello, ensortijado como cortina, intenta taparte la cara. Aun así puedo ver tu mirada clavada en el suelo húmedo, escondes lagrimas que no quieres derramar.- dijo Aneta amablemente.

La joven se quedó sin palabras.
-Sé que no me conoces, Soy Aneta.- dijo la mujer- No pretendo herirte o engañarte. Vine para salvarte de ti misma. Me ofrezco como confidente, me alisto como oyente de tus pesares. Solo eso puedo ofrecerte por ahora. Un oído para escuchar, un hombro para llorar, una mano para levantarte. No espero para mi nada a cambio. Solo tu felicidad. Vamos pequeña. Levanta la mirada y dime ¿cómo puedo ayudarte a superar tu pena, para poder  seguir adelante?-
-Disculpe pero hablar es inútil.- dijo la joven
-Nada es más útil que la palabra y el reconocimiento.- replico Aneta

-Nadie puede ayudarme.-

-Está en tus manos darme la posibilidad de hacerlo.-

-Solo quieres estar sola.-

- Tu ser pide ayuda desesperadamente. Además, la soledad no es buena compañera de las penas, hace que el dolor se ramifique en nuestras entrañas, creando un moustro vil y despiadado que amenaza con destruirnos. No busques estar sola ahora. Yo estoy contigo. Aprovecha mi presencia, úsame tu bálsamo.-

Después de pensarlo por un corto instante la joven prosiguió.

-Soy Gabriela. He perdido a alguien que apenas había conocido. A mi abuela, Ana Mabel- dijo con la tristeza estrangulándole la garganta.



Las palabras de ambas se sucedieron una a otra, en una conversación fluida y sin censuras. Pasaron seis horas y medias. Discutieron causas y efectos del dolor. Buscando Gabriela el consuelo que Aneta le brindo en forma de consejos.  
-Has notado el cambio Gabriela. Hemos hablado por horas, tus problemas no están solucionados pero ya no eres la única que carga con ellos. Te acompañare en tu camino si es lo que deseas, seré tu sombra amiga en la adversidad.-
-parece que la conociera de toda mi vida Aneta, agradezco su ayuda-
El sol se está poniendo, anuncia una noche tranquila, en la plaza las dos mujeres se despiden con la promesa de reencontrase en algún otro momento. Al marcharse Gabriela. Aneta emprende su regreso desapareciendo en el aire junto al último rayo de sol.
La apariencia joven y lozana de Aneta no le permito a Gabriela reconocerla como quien era. Su propia abuela.

Esctrito por:  Angeles

martes, 6 de diciembre de 2011

Un exorcismo aquí por favor

Un tropezón no es caída y una caída no es la muerte… pero como duele


Me caí…

De vuelta.

La historia de mi vida


No hay duda que necesito ayuda con la mala yuyu de mi sentido del equilibrio y mi falta de atención. He pasado por lo menos un tercio de mi vida cayendo al  suelo o estrellada con alguna pared, poste, árbol o cualquier cosa que decida ponerse en mi camino.
Gracias a mi falta de coordinación aprendí a reírme de mi misma y aguantar las burlas de mi propio entorno. Tales como “otra vez en el suelo, tanto te gusta el submundo” o “Sabias, que aunque camines con las rodillas no te vas a recibir de santa” y también  “el auto esta estacionado, ¿Cómo te lo chocaste de frente?”, esa última fue dolorosa.

Si yo soy la de la clásica respuesta “el árbol se me cruzo apropósito” o “esa pared no estaba ahí hace cinco minutos”.

Se preguntaran que es lo que hago para que me pasen estas cosas tanto en la vía pública como privada. Bueno  hay cuatro respuesta a la cuestión. La primera es que leo mientras camino así que me resulta difícil saber dónde piso o que tengo precisamente enfrente. La segunda invento historia, tramas para mis cuentos en todo momento lo que hace complicado imaginar y reaccionar a los objetos que se aproximan. Tercero en un esfuerzo por solucionar este problema deje de lado los libros por un rato y me puse a escuchar música con el celular. Déjenme decirle que eso tampoco funciono. Cuarto aprendí a bloquear mi entorno cuando leo en los colectivos, para que las conversaciones o acciones externas no me distraigan de mi tarea. El problema radico en que todavía no he aprendido a desbloquearme. Entonces ando por la vida como si tuviera puesta anteojeras de caballo (mi vista periférica funciona perfectamente, pero no la uso).

Soy torpe ya lo sé. Y reconocerlo es el primer paso a la superación. Ahora estoy intentando prestar atención al camino, no escuchar música, no leer, y no inventar historias hasta que no esté sentada en forma segura frente al monitor de la computadora.

Sin embargo ayer mismo teniendo en cuenta todo lo antes mencionado. Salí de mi casa por la mañana bien temprano. Todas las veredas estaban mojadas, recién lavadas por los encargados de los edificios. Y yo y mi infinita mala suerte pisamos una baldosa nueva muy resbalosa, terminando sentada en la vereda con las manos golpeadas las rodillas a medio pelar y un tobillo que hasta hoy compite con la rodilla a ver quién se puede hinchar más. No se imaginan lo que sufrí. Aunque debo agradecer al cielo que pude caminar inmediatamente.

Como dicen por ahí una tropezón no es caída, una caída no es la muerte, pero como apreciación personal no saben lo mucho que me duele.

El problema más grave es que descubrí que es hereditario. En otra entrada les comento ¿por qué?

Ríanse de sí mismo, así como yo lo hago conmigo. Que la vida es bella y está hecha para vivirla. Aunque tengas que vivirla como yo, a los tropezones.     

sábado, 3 de diciembre de 2011

El guardián de su paz

Prologo

Hoy es el gran  día, suena a frase hecha pero es lo que es, un gran día. He sido llamado a cumplir el mandato, la misión que como hombre y humano se me ha encomendado. Hace mucho  sé, que el tiempo llegaría, así que no estoy desprevenido, en realidad me encuentro preparado para afrontar mi responsabilidad. Fui paciente los últimos meses, hoy la ansiedad pulula a mí alrededor hundiéndose en mi pecho, hace que vibre cada nervio. Siento la piel sensible al tacto, el bello de los brazos reacciona a la electricidad de la que el aire está cargado, es inquietante, puedo vislumbrar su origen. El dolor de los de mortales.

Hoy soy cazador y presa espero mi momento de actuar con sigilo, quieto, expectante. Estoy siendo observado por los que me rodean pero no permito que eso altere mis facciones. Nadie puede adivinar mi miedo. Desde mi lugar en el extremo de la habitación pálida aguardo el momento de ser llamado.

Según el sol cae, las horas mueren en el reloj. Las cuento impaciente, las veo colarse entre mis dedos dándole paso a la noche. Falta poco para un nuevo día.  ¿Acaso perderé la oportunidad  de convertirme en aquello para lo que me he preparado?  Las dudas nublan mi buen juicio soy víctima de mi propio subconsciente.

En los últimos meses después de que se me informara de mi asignación he entrenado cada uno de mis sentidos,  adiestrado mis sentimientos, disciplinado aquellos que me hacían entrar en conflicto conmigo mismo. Los   ancianos me  aleccionaron durante largo tiempo preparándome para este momento.

Las puertas por fin se abren llamándome a penetrar por ellas. Del otro lado mi señor me espera con semblante cansado pero  alegre. Una sonrisa curva sus labios mientras cristalinas lágrimas empañan su mirada. La emoción lo enverga. Sabe a qué he venido, sabe cuál es mi misión, me guía hasta mi destino que se presenta ante mí en ella.

Pequeña y frágil como el pétalo de una flor, de piel rozagante y mirada fuerte me observa desde la protección que le brinda los brazos de Mi señora, su madre. Sus ojos, dos pequeñas tormenta tan grises, parecen desprender chispeantes relámpagos con cada batir de sus parpados.  Me estudia meticulosamente,  es realmente muy curiosa de mí  y aunque inmadura sé que con el tiempo tendrá  la sabiduría del mundo en sus labios y la fuerza de los volcanes en sus tiernas manos. 

El ímpetu de sus palabras provoca la devoción de aquellos que la observan.  Los movimientos de su cuerpo la euforia de los concurrentes. A su alrededor se arremolina, el movimiento que busca su bienestar, comodidad y descanso. Es ella el centro de este universo y yo el más fiel de sus guardianes.

Entre nosotros hay una diferencia de escasos catorce años. Yo le contare lo que la vida me ha enseñado. Mi conocimiento y experiencia la ayudaran en el camino que le aguarda y por el que yo ya he transitado. Es mi orgullo por ella tan grande que mi existencia  quedara unida a la suya por siempre. En este momento le juro mi vida, su protección es mi único cometido, su felicidad mi meta.  

Se aleja de su madre y se acerca a mí sin miedos. Me acepta como su amigo, reconoce mi vos y mis palabras. Sabe que en mi es seguro confiar.

Su fino cabello azabache se derrama sobre mi brazo. La tomo con fuerza tan cerca de mi pecho como pueda estar. Sé muy bien lo que siento en este momento, soy consciente del frentico latido de mi corazón, del terremoto que provoca al pulso de mis venas. Mis entrañas se retuercen de felicidad.  La  amo. Me sería imposible alejarme de ella ahora.  Moriría  si lo hiciera.

Sus padres nos observan estáticos dándonos el tiempo necesario para habituarnos el uno al otro esperando la reacción de ambos. Fuera la noche bulle de vida festeja mi éxito.  Mi alma hoy está completa…

Es ella mi luz, mi compañera, mi mundo infantil, mi amor puro y limpio. Mi hermana.

Yo soy Luciano de León nací para volverme tu guardián y es hoy en el día de tu nacimiento, que tus padre, mis padres, te traen hasta mí. Dejándote en mis brazos. Haciéndome inmensamente feliz. Hoy es una gran noche  para mí. Yo seré para ella aquel que velara en las noches más oscuras de pesadilla. El que la alejara del peligro.El guardián de su paz. A mi lado no tendrá tristeza ni desesperanza. La luz le llegara a raudales infinitos. En mi encontrara  la palabra que busca y necesita, el cuento que  anhela, la paz de su descanso.

Bienvenida al mundo pequeña hermana. Bienvenida al mundo Luz María.  


Autora: Ma. de los Angeles

Cuento: Amanda, la única

El que me conoce lo sabe. Amo leer y escribir aunque esta es una de las primeras veces que publico mi trabajo en la web.
Aca le dejo uno de mis cuentos espero que les guste.
Dejenme sus opiniones y critcas constructivas debajo asi yo puedo mejorar mi calidad de escritura.

Gracia de antemano por tomarse el tiempo



Amanda, la única


   Cada mañana es la misma rutina. El despertador gruñe siempre a la misma hora, son las 6:30 de la mañana. Sin siquiera decir una pequeña queja Amanda se levanta, siempre de buen humor. De la punta de su cama toma la ropa que escogió la noche anterior y se dirige al cuarto de baño de la casa, en la que vive con sus padres, donde se ducha, viste,  cepilla sus dientes, se peina y maquilla. 

   Amanda es hija única, a pesar de sus padres, que han intentado incontables veces darle un hermanito. Después de tanto tiempo ha renunciado a la esperanza de tenerlo alguna vez aunque el deseo sigue vivo.

   Después de vestirse, se dirige escaleras abajo donde sus padres la esperan con el desayuno ya en la mesa  7:00 es hora de marchar. Amanda camina las cinco cuadras que la separan del colegio secundario al que asiste diario desde hace dos años. En el camino se cruza con la panadera Clarita, de unos veinti  algo o treinta y pocos años, que la saluda deseándole buenos días al pasar, más allá cruzando la esquina se encuentra con  Héctor el portero del nuevo gran edificio, que lava la vereda y riega las plantas animosamente mientras canta viejos tangos. Héctor levanta la mano en señal de saludo y ella responde con un pequeño asentimiento de cabeza. Tres cuadras más, a 50 metros antes de llegar a la entrada de la escuela esta la casa de la abuela de Amanda, siempre la esperaba en la puerta para darle un beso en la mejilla y las bendiciones para el día. Amanda también es su única nieta y a sus 89 años tampoco cree llegue el día que tenga otro.

   Al medio día, al acabar las clases, Amanda deshace el camino realizado por la mañana se encuentra con las mismas personas que la observan regresar a su casa en donde su madre la espera con el almuerzo caliente en la mesa.

   Y así  todos los días, cada mañana, una repetición exacta de la mañana anterior, día tras día hasta hoy.

   El despertador suena a la hora indicada,  después de la ducha matinal para eliminar todo vestigio de pereza,  Amanda enfrenta al espejo. Se cepilla los dientes. Se peina el cabello recogiéndolo en una cola de caballo muy tirante en la parte más alta de su cabeza.  Un poco de maquillaje, muy poco para que Papá y  la preceptora del colegio ni siquiera lo noten, un vistazo generas, algunas gotas de perfume de mamá y listo. El resultado, una niña, casi una mujer, de 1 metro 65 centímetros de cabello rubio largo con bucles en las puntas  que llegan hasta las caderas,  de cuerpo curvilíneo, generoso pecho y diminuta cintura, con tez ligeramente bronceada. Su rostro fino, delicado como el de una muñeca de porcelana ostentaba labios llenos, nariz pequeña y grandes ojos del color de la más apetitosa miel, enmarcados por un par de cejas que parecían dibujarse en su piel.  Sobre su frente un mechón de pelo volteado hacia la derecha a modo de flequillo.   Vestida con unos  jeans celestes gastados, los jeans de la suerte, una remera rosada de cuello en forma de V,  con un pequeño dibujo de un corazón atravesado por una flecha sobre el hombro izquierdo, medias y unas zapatillas de lona blanca.  Completando el conjunto un par de pulseras de tela, de varios colores, en las muñecas y el relicario ovalado de oro colgando de su cuello. Su padre se lo regaló la noche anterior, al dar las doce, como su primer regalo del día. Tiene grabada sus iniciales al frente y  dentro la leyenda “siempre serás mi niña” junto  con una foto de sus padres sosteniéndola a ella cuando bebe. Es su primera foto sacada en la maternidad. Detrás grabada la fecha de hoy 16 de noviembre. Cumple  quince años. Apenas lo vio se enamoró de esa pequeña cosita.

   Abajo en el comedor sus padres le preparan  un desayuno especial  con las magdalenas de la abuela que ahí estaba sentada en una de las sillas alrededor de la mesa, cantan un rápido feliz cumpleaños y sopla la  pequeña vela  que se encontraba sobre una montaña de panqueques con dulce de leche. Mama prometió un almuerzo con su plato favorito milanesas con puré de papa y calabaza y una verdadera torta para la noche. A las 7:30 como todos los días, sale de su casa sola hacia la escuela. Ve a Clarita que le desea buenos días, se cruza con Héctor que la saluda con la mano, pero no saluda a su abuela ya que la dejo en casa acompañando a su madre.

   Al medio día en casa están todos esperando la llegada de Amanda en secreto organizaron una fiesta de cumpleaños solo con su familia. Están sus  tías  del interior, todas viejas solteronas que dedican su vida a consentir a su única sobrina. Amanda está retrasada quince minutos, a pesar que no era su costumbre llegar tarde tal vez le fue imposible librarse de sus compañeros a la salida del colegio. La familia aguardo. Van casi treinta minutos, una hora y Amanda no llegaba. Su padre salió a buscarla, hizo el mismo camino que ella recorre todas las mañanas hasta la escuela pero no la encontró. Llego a la esquina del colegio y vio a tres de sus compañeras de curso tomando unos helados frente al Kiosco.

   -hola, chicas.- saludo –saben dónde puedo encontrar a Amanda, la estamos esperando en casa, aún no ha regresado de la escuela-

   Las tres chicas se miraron entre ellas desconcertadas hasta que una se animó a responder -Disculpe señor Castro, no queremos causarle un problema a Amanda, pero lo cierto es que ella hoy no vino a la escuela. Pensamos que como hoy es su cumpleaños se quedado en casa a disfrutarlo-

   Juan Castro al borde del pánico despide a las muchachas y reanuda la búsqueda. No podía ser, eso no está pasando. Dice para sí mismo. Ella no es así no se haría la rata como dicen los chicos ni mucho menos se escaparía de casa. Por más que busco en cada sitio conocido no la hallo por ninguna parte. Llego a la puerta de la comisaria cuatro horas después allí lo esperaba su esposa. La denuncia aun no podía ser asentada pero la policía le tomo los datos de todas maneras, todos conocían a Castro el dueño del supermercado ubicado enfrente de la seccional.

   Pasaron las horas. La familia espera la vuelta de Amanda en su casa. Su padre deambula por las calles hasta pasada la madrugada. Con los primeros rayos del sol regresa junto a su señora con las manos vacías.

   Cinco días después aún no hay noticias. Amanda no aparece .La policía ya realizo dos rastrillajes, hablo con todos sus amigos, busco novios escondido que no encontraron, público avisos en los medios y pego afiches en cada poste escuela o pared de la calle que encontraron, todos buscan a la chica de 15 años, rubia de un metro sesenta y cinco de cabello rubio y tez ligeramente bronceada que sonríe desde las fotos exhibidas, con sus labios llenos y sus ojos de miel. Pero sus esfuerzos no daban fruto. Amanda segué sin aparecer. 

   Su madre esta desconsolada llora a todas horas mientras abrasa el oso de peluche que Amanda usaba cuando chica para ir a dormir. Su padre es un manojo de nervio no recuerda cuando durmió por última vez. Sigue saliendo a buscarla, sigue volviendo si ella. Ya no se lo ve en su trabajo y sus amigos se encuentran a su lado, junto a su familia. Todos conocen a Amanda saben que no se escaparía de casa.

    Todos se hacen la misma pregunta ¿porque no aparece?

   Diez días el Comisario Santos golpea la puerta de la casa familiar. Es Castro quien abre, su mujer se encuentra pérdida en si misma hace un par de días dejo de reaccionar a su entorno.  Santos tiene el rostro cansado, estos días parecen haberlo envejecido quince años, su semblante es de una profunda tristeza, lleva consigo la más dura de las noticias. 

   Castro sabe que Santos es un buen policía lo juraría con su vida pero lo que también juraría es que lo que vino a decirle no lo quiere escuchar.

   En el living hay una congregación de gente. El comisario pide hablar con la pareja pero esta niega que los demás salgan. El oficial prosigue.

   -hemos encontrado a Amanda- silencio – lamentablemente llegamos tarde-

   La habitación parecía derrumbarse para las doce persona presente, se sostuvo de su vecina para no caer al suelo. Se escucharos sollozos, gritos y maldiciones. Ya lo sabían, pero se negaron a creer.

   El comisario continúo en cuanto el habiente se restableció y las preguntas empezaron a ser dichas.

   -Encontramos su cuerpo a unos  cuarenta kilómetros de aquí en los campos sembrados de una familia extranjera, que vieron algo raro y llamaron a las autoridades. La han llevado a la morgue judicial para realizar la autopsia, se ordenó que fuese en carácter de urgente-

   Los padres de Amanda quedaron en silencio, como si la vida se les hubiese escapado, inmóviles al cuidado de quienes allí estaban.

   Los médicos forenses llevan adelante la autopsia. Llegan a la conclusión de que el responsable la torturo durante días antes de acecinarla, la tuvo atada y amordazada, sus pies y manos están cubiertos de laceraciones y sangre. Su cara antes el de una muñeca de porcelana hoy es una muestra de la barbarie humana, sus ojos están cosidos con fino hilo tanza. Su cuerpo presenta ciento cincuenta y tres costes. Los golpes en su cabeza terminaron por arrebatarle la vida y librarla de su suplicio. Ninguno de los médicos hizo comentario alguno, a pesar de su entrenamiento no pudieron evitar verse afectado por el estado de los restos de Amanda.

   Con el informe de la autopsia, llegaron infinitos interrogantes. La causa se caratula Secuestro  y violación seguida de muerte. 

   Los medios hablan todo el tiempo de Amanda, en diarios, revistas y en la televisión. Se hacen marchas por la paz de su alma y por justicia sobre el culpable.

   La investigación dio con un hombre, un tal Eduardo Frías, diariero. Este hombre tiene su puesto a dos cuadras de la escuela en donde asistía Amanda. Pero aunque la policía lo tiene bajo custodia, niega todas las acusaciones.

   Pasa un mes y las pruebas contra Frías se acumulan una tras otra. Antecedentes, testimonio, ADN, huellas, del allanamiento de su casa se obtuvo efectos personales de Amanda. Ya no lo puede negar. Frías firma una confesión escrita de puño y letra en la cárcel antes de que su propio compañero de celda lo golpee hasta matarlo.

   En la confesión del acusado, este describe como vio pasar a la abuela de Amanda muy temprano. El conocía el recorrido a la perfección la observo durante meses, pero nunca le hablo o la saludo. Sabiendo que el un cuarentón marquito no era lo atractivo para seducirla, solo la siguió para deleitarse en las noches con el recuerdo. La enferma mente del acecino conto cada detalle de la captura, el hacinamiento y  la posterior muerte de Amanda. Cada palabra cargada de depravada obsesión provocaba nausea entre quienes la leen.

   Mientras tanto en la casa de la familia ya no hay amigos, ya no hay parientes, únicamente  la destruida pareja que intentan entender lo que este hombre había hecho. Pero no existe entendimiento. Solo lágrimas y dolor.

   Tras la muerte de Amanda el reloj aun suena a las 6:30 de la mañana en su habitación, pero ya no está la niña, casi mujer, para levantarse con una sonrisa dormida, siempre de buen humor antes de bañarse, vestiste peinarse y maquillarse para bajar a desayunar con sus padre antes de salir camino al colegio. Clarita ya no saluda y Héctor ya no canta  la abuela duerme hasta altas horas de la mañana esperando el momento de reunirse con su única nieta.

   Hoy ha pasado el tiempo. Su  habitación está vacía así como el corazón de sus padres, familia y amigos. Hoy nadie vuelve de la escuela, a comer el almuerzo caliente que la espera. Pero cada 16 de noviembre la señora Castro aún sigue cocinando las milanesas con puré de papa y calabaza para su Amanda.  La única. Su única.
                                                                                                            

Escrito por: Ma. de los Angeles.