Ellos viajan casi juntos otra vez.
Él descansa la cabeza contra la ventanilla de la última fila de asientos del colectivo, para robarle unos minutos más al sueño.
Ella corre a la parada para no llegar tarde al trabajo.
Él sabe que el chófer esperará a la muchacha que corre todas las mañanas para alcanzarlo.
Ella sube ya con su último aliento y busca un asiento libre en el fondo de la unidad.
Él apenas levanta la mirada cuando reconoce su perfume, de inmediato, vuelve a cerrar los ojos y finge seguir durmiendo.
Ella lo ve, pero no lo conoce y decide ignorarlo.
Él se remueve en su sitio y espera.
Ella se sienta como todos los días junto a él.
Él ya no se mueve.
Ella escucha su música fortísimo por los auriculares.
Él sonríe.
Ella no lo sabe.
Él… es feliz.