- Escrito de cualquier genero que se inspire en la siguiente frase. Puede o no estar contenida en el cuerpo de lo escrito.
"Sacó Fuerzas de donde pudo para llegar a la orilla..."
La isla
Lo último que recuerdo antes
de sumirme en esta insoportable pesadilla es estar hablando con mi hermano y mi
hija mientras viajamos por la ruta hacia Mar del Plata. Un flash me saco de la
realidad y ahora estoy medio sumergido en estas aguas negras que se hacen a
cada minuto mas profundas y espesas.
Miro a mí alrededor tratando
de encontrar una salida pero todo esta oscuro como boca de lobo. El frio es
tortuoso pero no tanto como el que siento cuando intento insuflar otra bocanada
de oxigeno a mis adoloridos pulmones. El aire congelado ingresa a mi cuerpo
cortándome el aliento, dejándome imposibilitado para gritar.
Intento pedir ayuda pero de
mi garganta solo salen sonidos guturales seguidos por una horrible sensación de
ahogamiento.
El agua oscura ya me llega
al pecho. Debo conseguir salir de allí cuanto antes o resignarme a morir
ahogado por las tinieblas. Agito los brazos y las piernas dándome impulso para
avanzar, el esfuerzo se hace más difícil de sobrellevar con cada brazada, pero
no me rindo.
Después de un tiempo, que
parecen horas de haber nadado, diviso a lo lejos una orilla desolada de tierra
firme, bañada en una luz blanca que me llama por mí nombre.
¡Roberto!—me grita. Pero el
sonido es amortiguado por la lejanía, y cuanto llega a mi no es más que un
susurro acuoso—Roberto, por favor vuelve— Repite incansable esa luz.
El cansancio de mis
extremidades me hace querer rendirme a la noche eterna y al silencio. Los
susurros lejanos casi no llegan hasta donde me encuentro y la isla de luz se
desplaza cancina hacia el horizonte más lejano. No puedo seguir, la meta
inalcanzable se burla de mi estado mientras yo pierdo la noción de la realidad
rápidamente. Mi cuerpo se entumece y busca dormirse entre las sombras y el agua
helada.
—Papá, no me abandones—la
voz tierna de mi hija me llama desesperada desde la isla. Levanto los ojos
sobre el agua que ahora casi me cubre por completo y la veo arrodillada sobre
un montículo brillante con los ojos anegados en lágrimas, rogando por mi
regreso.
La escena me devuelve las
ganas de salir y el instinto de protegerla de aquello que la hace sufrir me
impulsa a seguir moviéndome. Saque fuerzas de donde pude para llegar. Un metro
más y las posibilidades mejoran. Veo como poco a poco la orilla se aproxima a
mi alcance, solo mi más grande esfuerzo lograra darme la victoria para llegar
junto a Lucia y devolverle la sonrisa perdida.
Bajo mis pies siento el
fondo y el mar negro que me envuelve se hace menos profundo. Arrastrándome por la
pendiente que me lleva a la seguridad de la isla asciendo despacio y seguro.
Ya en la sima no encuentro a
mi hija, no veo su rostro, ni sus lágrimas. Solo la luz intensa que comienza a
abducirme y el sonido de muchas voces apremiantes que me esperan del otro lado.
Despierto con la lluvia
golpeándome la cara, esta helada y me empapa por completo. Mi espalda contra
asfalto se queja de dolor y una mascarilla plástica cubre mi boca y nariz
ayudándome en la tarea de respirar. El
aire frio entra en mis pulmones una y otra vez cortándome el aliento.
Por el rabillo del ojo veo a
mi hermano y a mi hija que esbozan eufóricas sonrisas y se abrazan fuertemente,
mientras el paramédico que comprimía mi pecho me dice.
—bienvenido, pesamos que ya
lo habíamos perdido.
Hola!!, te escribo desde el blog literario
ResponderEliminarLa Biblioteca de la Morgue,
un blog en el que podrás encontrar reseñas literarias, críticas de películas, concursos y muchas secciones más, ¿Te unes?.
¡Nos leemos!
Bisous
La Biblioteca de la Morgue
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Bisous
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