martes, 6 de marzo de 2012

Yo te quiero amar



La historia y el rencuentro mágico.

¡Hay de mí y de mi eterna cabeza loca!

  La vida me ha golpeado en la cara una vez más con otra sorprendente vivencia. Dejándome con la boca abierta y los días llenos de magia.

  Déjenme decirles que los momentos mágicos les pueden pasar cuando menos lo esperen pero de las maneras más locas siempre. Hoy les quiero contar de uno de mis momentos de locura.


  Hace un par de semanas llegue como todos los días a la librería donde compro mis novelas románticas. Esas que colecciono ávidamente en mis ya abarrotados libreros de madera de pino. Verán los libros que caen en mis manos no tardan más que en un día en contarme su historia por lo que cada tarde antes de ponerse el sol, voy en busca de mi próxima historia a la Boutique del libro Bodeler, una tienda un poco rara en donde me proveo de nueva y muy melosa literatura.
  Tengo preferencia por este inmenso local escondido en una vieja galería departamental. Allí tres hermanos y su anciano padres se toman la tarea de vender libros muy enserio. Debo confesar que compro allí desde hace unos seis años a razón de  unos trescientos sesenta y cinco libros al año, uno por cada día. Por lo que soy yo, indudablemente su mejor cliente, la reina del genero romántico.
  En esta ocasión en especial estaba eligiendo un nuevo tesoro para pasar el día, era veintinueve de febrero una fecha que solo nos visita cada cuatro años en bisiesto y quería festejarlo con un libro que me revolviera la cabeza y me inundara el corazón de amor. Me acerque hasta el mostrador y busque a alguno de los vendedores.
  —Hola don Esteban—salude al anciano que guardaba celosamente su lugar detrás de la antigua  maquina registradora. A estas alturas el pobre hombre estaba medio sordo. Ya que en sus espaldas cargaba el peso de por lo menos ochenta años. El me respondió con una inclinación de cabeza a modo de saludo y una media sonrisa cansada—. ¿Están Francisco, Claudio o Marcos por aquí? —le pregunte por sus hijos.
  Hizo señas para que repitiera la pregunta y lo hice gesticulando exageradamente con las manos. Pero siguió sin entender una palabra de lo que decía. «Tal vez se ha vuelto sordo del todo» pensé.
  Algo contrariada por la situación comencé a ojear los títulos de las diversas colecciones a fin de encontrar por mi misma un nuevo titulo y esperar a que alguno de los hermanos regresara a su puesto en la librería. Cosa que no tardo mucho en suceder.
  —Disculpe señorita Amneris. Estábamos solucionando unos asuntos con mi sobrino que viene de Estocolmo y teníamos que finiquitar algunas cosas para su estancia—se excuso Francisco a mis espalda sobresaltándome pues no lo había escuchado acercarse— .Espero halla podido encontrar lo que buscaba
  —En realidad no he encontrado nada hoy y no se preocupe jamás me molesta pasar un rato más aquí en su local. No sabía que tenía un sobrino viviendo tan lejos.

  —Es el hijo de Marcos el benjamín de la familia, apena tiene veinticinco años.  Él estaba realizando una aventura como mochilero pero ya ha regresado a su casa para asentarse definitivamente. Esta vez espero que así sea—me contó entre risas. Era evidente que amaba a su sobrino.
  — ¿Veinticinco? Solo dos años más que yo. Pero yo en cambio jamás he salido de esta ciudad—suspire resignada por mi realidad y puse fin a esos pensamientos abruptamente. No quería parecer desconforme con mi vida pero en el fondo algo de eso había—.Intente hablar con su padre pero creo que ya no me escucha ¿quería saber si había llegado algo interesante para un día especial como este?
  —Gracias por su paciencia con el viejo, no hemos podido convencerlo de quedarse en la casa a descansar. Dice que este es su lugar en el mundo. Déjeme mostrarle los nuevos títulos, pase por aquí—dijo guiándome nuevamente al mostrador— ¿Algo especial dijo? Déjeme buscar un minuto.
  Después de hurgar en unas cajas repletas de libros saco cuatro ejemplares bellísimos que mostraban a damas antiguas con vestidos pomposos en las portadas y títulos que hacía fantasear con solo leerlos. Un nuevo cliente llamo la atención del señor Francisco que me dejo escogiendo entre la selección.
  Ojee dos de ellos, no tarde mucho en decidirme ya que tarde o temprano terminaría leyendo los cuatro pero ese me llamo particularmente la atención. Cuando lo tome del mostrador, las manos cálidas de Don Esteban me lo arrebataron en un movimiento ágil y preciso. Poniendo su dedo índice sobre sus labios me indico que guardara silencio y desapareció tras un juego de cortinas rojas con mi libro en las manos.
  Al regresar traía un pequeño libro de apariencia muy antiguo forrado en tela purpura y con el titulo grabado en letras doradas que decía «Yo te quiero amar». El ejemplar cabía perfectamente en mi mano era de esas ediciones de bolsillo pero este debió ser fabricado hace mas o menos un siglo atrás, pues su escrituras lo delataban. Me lo entrego e hizo señales de que me marchara mientras volvía a desaparecer en la trastienda.
  Extrañada busque a su hijo que me explico que su padre a veces hacía esas cosa raras pero siempre tenia alguna razón oculta. En relación al libro él nunca li había visto y si su padre no me lo quiso cobrar él tampoco lo haría. Así que, debí considerarlo un obsequio peculiar por ser día bisiesto.
  Llegue poco después con mi nuevo libro a mi casa, ansiosa de sumergirme en la historia que encerraba. Deseosa de que fuera tan poco común como la forma en que lo conseguí. Una taza de té, unas galletas. Sentada en el viejo diván que herede de mi abuela me dispuse a  abocarme plenamente en la lectura.
Comencé la historia de Renato un escritor poco experimentado, de diecisiete años, trotamundos de fines del mil ochocientos. Muy bien parecido, rubio y de ojos grises,  que se enamorado de casualmente Amneris dos años menor que él, una cortesana muy bella, prometida de un lord desde su tierna infancia. Aunque la costumbre comenzaba a caer en desuso ella se encontraba inevitablemente condenada a un matrimonio arreglado donde no conocería jamás el amor.
  Ambos enamorados lucharon fieramente por defender lo que sentía el uno del otro enfrentándose a la sus familias, al futuro marido devenido en villano y la misma sociedad que los veía como impuros y libertinos.
 Durante el corto tiempo que estuvieron juntos, vivieron un amor inmenso lleno de bellos matices que hacia pensar que fueron creados como almas gemelas destinados a encontrarse y amarse. Una bellísima novela que me atrapo desde un comienzo (no solo porque la protagonista compartiera mi extraño nombre si no porque me enamore de Renato tanto como ella), y me hizo derramar lagrimas de tristeza en el final Shakespirino, donde ambos protagonistas mueren  prometiéndose el uno al otro rencontrarse en el futuro, lejos de esa cruenta realidad que los separaba. para allí, vivir una vida plena y tener su final feliz tan merecido.
  Antes de cerrar esa pequeña obra de arte que me robo el corazón busque el nombre del autor para poder conocer a quien concibió esa historia. La sorpresa fue encontrar el nombre de Esteban Bodeler I como tal. Según contaba este hombre en la última página esa era la historia de su hijo muerto por defender su infinito amor por su Amneris.
  Decidí entonces regresar a la tienda y devolver el libro que era un pedazo importante de historia de esa familia y agradecerles de haberlo compartido conmigo. Allí me dirigí y la campanilla de la puerta anuncio mi llegada.  Detrás del mostrador el puesto frente a la maquina registradora estaba vacío y los tres hermanos no se mostraban por ninguna parte. El local parecía desierto.
—Disculpe señorita—dijo una voz desconocida tras de mi sobresaltándome—mis tíos me han dejado a cargo por unas horas ¿en que puedo ayudarla?
  Me di vuelta dispuesta a decirle el porqué de mi nueva visita y al verlo casi pierdo el alma entre las medias. Delante mio estaba la rencarnación de Renato, el personaje de la novela. El mismo cabello rubio, el mentón firme y los ojos grises que describían aquellas páginas. Perdí el habla en un segundo y creo que también los colores del rostro que al poco tiempo se amontonaron febrilmente en mis mejillas.
  —Lo siento, la he asustado. Permítame presentarme soy René, Renato en realidad pero no uso mi nombre completo, soy hijo de Marcos Bodeler uno de los dueños de la librería—apresuro a decir esbozando la más bella de las sonrisas, el también parecía sorprendido al verme.
  No pude decir una sola palabra, solo pude enseñarle el pequeño libro que tenia en mis manos. El que él reconoció al instante.
  —oh, veo que ha leído la historia de el trágico amor de mi tío abuelo. Yo llevo su nombre en su honor sabe. Supongo que mi abuelo tiene algo que ver con que usted tenga el libro.
  —El me lo regalo—dije balbuceante, pero al ver su cara corregí lo dicho inmediatamente—. Melo dio, yo lo termine de leer y pensé en devolvérselo. Es el libro más bello que he leído.
  —Es una historia real—me informo con su melodiosa vos—. Una muy triste, espero tener mejor suerte que él a la hora de enamorarme.
  —Yo también. Aunque estoy casi segura de que así será—le conteste tratando de contener una sonrisa—A por cierto... soy Amneris.



 Escrito por: Angeles



1 comentario :

  1. Hola!

    Me ha encantado el relato, escribes muy bien, me ha encantado el ambiente (es que amo las librerías =P) y el final =)

    Muchos besitos!

    ResponderEliminar

*Este blog NO permite lenguaje ofensivo u obsceno.

* A todos los que quieran dejar un mensaje y NO posean blog o cuenta Google pueden clikear en la opción Nombre/URL (la url es opcional solo poner el nombre y listo) o en ultimo caso dejar mensaje como anónimo.

* A todo aquel que desee promocionar su blog, por favor dejar mensaje en el cuadro de chat ubicado en la sidebar a la izquierda de la página o en la página CONTACTO link Mensajes.