El guardian

Informe 1:

Primeros pasos

Busque por mucho tiempo el momento para contar lo que la vida me deparo desde el nacimiento de Luz María, sin embargo, mi afán de proveerla de paz y seguridad y el eterno cumplimiento de mis diversas responsabilidades, me ha alejado de mi deber de informar. En fin para poner al día mis vivencias solo puedo sentarme en la caída del día y relatar lo acontecido hasta ahora. Mi severo presente.

Ya ha pasado meses desde la llegada al mundo de Luz María, mi pequeña hermana. Desde su nacimiento se desenvuelve perfectamente con su entorno, aunque prefiere mi presencia a la de su experimentada nana. Como todo bebe solo sabe dormir y alterar el orden real de las cosas haciendo del presente algo único y el futuro  aún más impredecible.

Mis padres dos eficientes soldados de la nación hoy no están con nosotros. Poco después de aquella noche fueron asignados a misiones importantísimas en latitudes  desconocidas. Dejando nuestras vidas en manos de terceros.

Para mi gente soy un adulto sin embargo demasiado joven para velar por mí mismo de mi frágil hermana así que nos enviaron al otro lado de la ciudad, a la mansión de nuestra tía abuela Matilde de león.

La vieja Matilde se caracteriza por ser una mujer ruda, de pocas palabras y acciones meticulosamente calculadas. De rostro desprovisto tanto de emociones como de belleza, con figura robusta, de ancha espalda y magnánima estatura. Es la representación de una amazona fiera y marchita que busca llenar el vacío de su existencia con el sufrimiento ajeno. Desde nuestra llegada he sido el blanco de sus interminables ataques, aunque debo agradecer a los cielos, su recurrente indiferencia hacia Luz María. A la cual suele llamar reiteradamente, estorbo. 

Cada mañana al despuntar el día, mi entrenamiento comienza aun antes de la primera comida. Es la misma Matilde quien se ha autoproclamado mi instructora tomándome así como su discípulo. Suele decirme que debo estar agradecido por su decisión, que pronto seré un buen heredero de su grandeza. En cambio a mí me aterra llegar a ser algún día la mitad de demonio que ella es.

Estoy agotado antes si quiera del medio día cuando recibo, según ella, mi inmerecido descanso. Dos horas en la cual puedo disfrutar de la única persona que me une a mi cordura. Son meses difíciles en los que pongo a prueba mi fortaleza mental y física. Pero sobre todo debo cumplir la misión que me fue encomendada. Por ello cada minuto de libertad se lo entrego a Luz María quien sabe aprovecharlos al máximo.

La pequeña busca en mí la aprobación de sus avances, a su corta edad ya es capaz de reconocer cuanto la rodea, sus ojos inquisidores evalúan mis reacciones de sus actos. Últimamente el descubrimiento de su cuerpo la agobia y hacer funcionar correctamente sus pies es su mayor reto. En poco tiempo su tosca coordinación y  fuerza de voluntad la premiaron con sus primeros pasos. Con juegos simples entretiene mi atención hasta la hora de marchar. Aunque no de buenas maneras,  me deja retornar a mis responsabilidades junto al demonio de mi tía.

Los días se suceden en parte rutinarios, los entrenamientos me desgarran los musculo dejándome arrastrado por los suelos. Sé que no soy débil y eso  provoca la excitación de Matilde. Mi dolor la inspira haciéndome rendir cada vez más. Por las tardes, después del esperado encuentro con mi hermana, las lecciones se suceden unas a las otras como bombardeo a territorio enemigo. Inglés, Francés,  Ruso, Alemán como idiomas básicos. Literatura, ciencias, matemáticas, etiqueta y modales. Mientras que por las mañana mi cuerpo se hace añicos al realizar los intrincados ejercicios por las noches se me obliga a conservar una postura firme en la mesa.

Al llegar a este decadente mundo se vaticina una existencia dolorosa, difícil en la que hay que luchar por la supervivencia.  Las naciones de la antigüedad  desmoronadas hace mucho tiempo son hoy sistemas cerrados que buscan el beneficio propio utilizando como  arma predilecta la violencia sobre los débiles. Para enfrentar esta realidad es que estoy siendo adiestrado, aleccionado con el más duro método de batalla y los invaluables conocimientos de los anciano.  Soy solo un joven guardián inexperto  preparándose para cumplir su rol de guerrero. De soldado. Pero es mi voto juramento hacer de mi existencia y la de mi amada hermana algo más que pura y vil supervivencia.